Inspirado en la actriz Ava Garner que le da nombre, esteloungeel penthouse y la terraza del Dream Hotel, ofrece magníficas vistas panorámicas de la ciudad. Con un estilo retro de los años cincuenta, la atmósfera evoca un poco a South Beach. La gente se mueve al ritmo de la música de DJ de miércoles a domingo, mientras saborean sus coloridos cocteles.
Dream Hotel, 210 55th Street entre Broadway y 7th Avenue, Penthouse
Horario: domingo a jueves de 5pm a 2am, viernes y sábados de 5pm a 4am
Para saborear tragos en el lounge y al lado la pileta en la terraza del James Hotel, en pleno Soho. Los tragos son un asunto serio en Jimmy, con recetas exclusivas que combinan sabores tradicionales norteamericanos con toques contemporáneos. Todos los ingredientes son caseros, jugos, siropes e incluso hierbas del jardín orgánico del hotel.
James Hotel, 15 Thompson Street y Grand
Horario: domingo a miércoles de 5pm a 1 am, jueves a sábados de 5pm a 2am
En la terraza del Hotel Gansevoort, en pleno ámbito del Meatpacking District, este popular bar ofrece lindas vistas del área de Midtown y el Hudson River, para los que esperar la fila del elevador, la muchedumbre y el calor en verano no es un inconveniente. Las noches de comienzos de semana son en general más tranquilas.Hotel Gansevoort, 18th 9th Avenue, piso 14, ManhattanHorario: de 12pm a 4amTeléfono: (212) 206-6700www.hotelgansevoort.com
Bar en el piso 30 del Kimberly Hotel con un techo retractable que permite disfrutarlo durante todo el año. Ofrece lindas vistas de Midtowny del edificio Chrysler, adornadas con las guirnaldas de luces colgantes del bar. Un menú de platos pequeños, tapas, brunch y postres para acompañar con tragos de autor, vinos y una selección de cervezas.
The Kimberly Hotel, 145 East 50th St, y 31 Street, Manhattan
Horario: L a M de 5pm a 1am, J y V hasta las 2am, sábados 11 a 3 y 6 a 2am, domingos 11:30 a 11pm
En la terraza del Hôtel Americano, ofrece un menú de cocina latina con toques franceses, y un amplio menú de tequilas y mescal. La terraza cuenta además con una piscina y ofrece vistas del adyacente High Line.
Hôtel Americano, 518 27th Street y 10th Ave, Manhattan
El edificio de la Universidad de Oulu, una ciudad ubicada casi sobre el Círculo Polar Ártico y rodeada de bosques, en la que viven alrededor de 250.000 personas, no tiene nada que envidiarle a una próspera empresa tecnológica: aulas y mobiliario impecables, grandes ventanales, un "biocentro" con laboratorios de última generación.
Pero la mayor sorpresa llega cuando se le pregunta a Olli Silvén, su vicerrector, si ese despliegue es posible gracias a donaciones de compañías privadas. "No..., ¿por qué? -responde extrañado-. De eso se ocupa el Estado."
En la primera evaluación, el país escandinavo obtuvo el primer lugar en lectura, el cuarto en matemática y el tercero en ciencias. En 2003, el primer lugar en las tres materias entre los países de la OCDE; en 2006, el primer lugar en ciencias y el segundo en lectura y matemática entre todos los participantes, y en 2009 (la última de la que se tengan resultados) fue tercero en lectura, sexto en matemática y segundo en ciencias, también entre todos los países (segundo, segundo y primero, respectivamente, entre los de la OCDE).
El Ministerio de Educación de Finlandia recibe anualmente un centenar de delegaciones oficiales de países interesados en descubrir el secreto de semejante desempeño, especialmente porque lo logra soslayando la mayoría de las recetas en boga.
Según Pasi Sahlberg, maestro, profesor de la Universidad de Helsinki y director general del Centro para la Movilidad y la Cooperación Internacional de ese país, la "vía finlandesa" no se basa en el rigor y la competencia, sino en la colaboración, la creatividad, la igualdad de oportunidades y la formación de los educadores.
La universidad de Oulu, construida hace ocho años.
El sistema de educación fue transformado para ofrecer las mismas oportunidades para todos sin tener en cuenta el domicilio, el género, la situación financiera o su entorno lingüístico y cultural, explicaron Patrik Scheinin, decano de la Facultad de Ciencia del Comportamiento; Mikko Myllykoski, del Museo de Ciencia Heureka, y Tiina Tähkä, del Consejo Nacional de Educación, durante una presentación en la última Conferencia Mundial de Periodistas Científicos, desarrollada hace dos semanas en la Universidad de Helsinki. Uno de los indicadores que revela el nivel de inclusión que ofrece este sistema es que la variación entre escuelas en la prueba de lectura de PISA es de apenas el 7%, mientras que en otros países de la OCDE alcanza al 42%.
Entre sus singularidades está la edad de ingreso escolar. Los chicos finlandeses comienzan la escuela básica a los siete años y hacen el jardín de infantes a los seis. Antes de eso, tienen derecho a concurrir voluntariamente a jardines maternales donde aprenden a través del juego.
La educación obligatoria dura nueve años, hasta los 16, y se imparte en el mismo edificio, sin divisiones entre la primaria y el nivel básico de la secundaria. Las autoridades locales asignan una plaza a cada chico en una escuela cercana a su casa, pero los padres pueden elegir una escuela de su preferencia.
Las clases, de grupos que no exceden los 25 alumnos, generalmente se imparten entre las nueve de la mañana y las tres de la tarde. La escuela también provee los libros de estudio y el almuerzo, que debe cubrir un 30% de sus necesidades nutricionales. Y ofrece apoyo escolar para los que lo necesiten.
Pero lo que se considera la clave del éxito educativo finlandés son sus maestros y profesores. Elegidos entre los que obtienen los más altos promedios en la escuela secundaria, deben aprobar una maestría para estar en condiciones de ser admitidos. En ese país de poco más de cinco millones de habitantes, la docencia es una de las profesiones más prestigiosas y, a pesar de las exigencias, atrae el interés de casi un 25% de los estudiantes.
Sin inspectores ni pruebas nacionales hasta que finaliza el ciclo básico, con el foco puesto en cada individuo, en Finlandia más del 90% de los alumnos continúa estudiando y más del 50% de la población participa en programas de educación para adultos.
El finlandés es un ejemplo que sin duda entusiasma. Pero, como escribe Sahlberg, también demuestra que aunque "la transformación de los sistemas educativos es posible, [...] se necesitan tiempo, paciencia y determinación".
Siguiendo con los ciclos de cine en Nueva York durante el verano, el mes de julio ofrece una agenda interesante. The Film Society of Lincoln Center es el responsable de algunos festivales como el New York Asian Film Festival, que este año celebra su 12 aniversario con una atención especial al cine realizado en Filipinas; y elLatinbeat, enfocado en el cine latino americano. El primero muestra las tendencias del cine asiático de principios de los ochenta hasta la actualidad. r
El Latinbeat se inicia el 12 de julio y durante diez días ofrecerá una muestra de más de cuarenta películas latinas que se estrenan por primera vez en Nueva York. Algunas de ellas son“La Paz” (2013) del prolífico director argentino Santiago Loza; “Anina” (2012) una película de animación; y “The Future” (2012), dirigida por la chileno alemana Alicia Scherson que adapta al cine la primera obra literaria de Roberto Bolaño.
Por otro lado, en la playa de Coney Island tenemos el Flicks on the Beach, cine al aire libre que tendrá lugar todos los lunes por la noche a partir del 8 de julio. En esta edición se estrenará con el documental “BendingSteel” que versa sobre el primer performance de un luchador en Coney Island. El 10 de julio comienza el Outdoor Cinema, festival anual de Queens que recoge ocho películas internacionales en versión original subtitulada; y al día siguiente podremos ver la primera película de la serie al aire libre que retransmite Movies With a View en el parque DUMBO en Brooklyn Bridge Park todos los jueves al atardecer. Estos dos eventos son gratuitos.
Otra serie atrayente de películas al aire libre es la que presenta Hudson River Park Riverflicks for Grownups, con los títulos mas populares del 2012: “Moonrise Kingdom” de Wes Anderson, o las oscarizadas “Argo” de Ben Affleck y “Silver Linings Playbook”. Tiene lugar todos los miércoles por la noche los meses de julio y agosto en Chelsea. Además tiene una versión para niños los viernes por la tarde en Greenwich Village.
En el parque McCarren de Williamsburg también podremos disfrutar de las summer film series del popular festival Summerscreen que cada año congrega a miles de personas ya que cuenta con actuaciones de diferentes bandas de música y una selección de films independientes.
